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Síndrome del impostor en la universidad

Ingresar a la universidad marca el comienzo de una etapa emocionante que puede resultar muy enriquecedora. Compartir un espacio académico con personas que comparten intereses y una trayectoria profesional similar puede ser altamente beneficioso para el desarrollo personal.

Sumergirse en el conocimiento y dar inicio a una carrera profesional anhelada constituye un proceso motivador. Sin embargo, ¿qué sucede cuando, en lugar de disfrutarlo, se experimenta sufrimiento? En muchas ocasiones, la experiencia universitaria, en vez de brindar compañerismo y aprendizaje, puede convertirse en un mar de dudas y comparaciones que generan cuestionamientos sobre las propias habilidades, talento e incluso la elección de la carrera. Esto es lo que conocemos como síndrome del impostor: la sensación continua de no ser suficiente y de desempeñar un papel impostado en la trayectoria académica.

En este artículo, exploraremos las formas en que el síndrome del impostor se manifiesta en las carreras universitarias y el impacto negativo que puede tener en la salud mental, el bienestar y, en última instancia, el rendimiento académico.

¿Qué es el Síndrome del Impostor?

Para comprender mejor el impacto de este síndrome en el ámbito universitario, es esencial definirlo. El síndrome del impostor se refiere a la creencia de desempeñar un papel falso o impostado en un entorno profesional, laboral o académico, originado en sentimientos de inseguridad o falta de cualificación percibida.

En el ámbito universitario, este síndrome es una experiencia psicológica que afecta a numerosos estudiantes, independientemente de su capacidad académica o calificaciones. Se manifiesta como una sensación persistente de fraudulencia en relación con los estudios, llevando a quienes lo experimentan a dudar de sus logros y temer ser descubiertos como “impostores” en su carrera universitaria. Este fenómeno se caracteriza por la incapacidad para internalizar los éxitos, atribuyéndolos a factores externos o a la suerte en lugar de reconocer la habilidad y el esfuerzo personal.

Los estudiantes afectados por estas creencias falsas suelen experimentar ansiedad constante, temiendo el momento en que su supuesta incompetencia sea evidente para los demás. Este sentimiento puede surgir en cualquier etapa de la carrera universitaria y afectar a personas talentosas y capaces. Comprender esta dinámica es crucial para abordar el problema y fomentar una cultura universitaria que promueva la confianza y el reconocimiento genuino de los logros individuales.

Factores que contribuyen a su desarrollo

El síndrome del impostor en la carrera universitaria tiene sus raíces en una combinación de factores que, juntos, pueden desencadenar sentimientos continuos de duda o incompetencia. Es importante tener en cuenta que cada persona tiene un bagaje experiencial y emocional único, lo que significa que procesa la información y las situaciones de manera diferente. Aquí algunos factores que pueden contribuir al desarrollo del síndrome del impostor en la carrera universitaria:

Presión académica

La presión académica, omnipresente en muchos entornos universitarios, fomenta la competitividad entre estudiantes. La exposición constante a esta presión puede generar un estrés abrumador, llevando a estudiantes a sentir la necesidad de cumplir con estándares elevados, tanto personales como sociales. Esto aumenta la probabilidad de experimentar el síndrome del impostor, especialmente cuando los resultados no cumplen con las expectativas. Las expectativas de profesores, familiares y amigos también pueden generar una carga adicional, creando un terreno propicio para la autoduda.

Expectativas personales

Además de las expectativas del entorno académico, profesores o familiares, las expectativas internas que cada persona tiene sobre su proceso académico o futuro profesional son a menudo más exigentes. Los estudiantes que establecen estándares irrealmente altos para sí mismos son más propensos a caer en ciclos de autocrítica y desarrollar el síndrome del impostor, dudando continuamente sobre sus habilidades y su futuro laboral. Este perfeccionismo puede resultar paralizante a largo plazo y tener consecuencias negativas para la carrera y el desarrollo personal.

Comparación constante

La comparación constante con compañeros también desempeña un papel crucial en el desarrollo del síndrome del impostor. En entornos universitarios competitivos, es fácil medir el propio éxito en relación con el de los demás. Aunque la comparación es natural, puede conducir a una percepción distorsionada de la valía personal, intensificando los sentimientos de impostura.

Impacto en la salud mental

El síndrome del impostor no solo representa un desafío académico, sino que también tiene un impacto significativo en la salud mental de los estudiantes universitarios. La exposición constante a la presión y el miedo a ser descubiertos como “fraudulentos” o incapaces pueden desencadenar ansiedad, estrés y otros problemas emocionales. Algunos de los impactos en la salud mental incluyen:

Ansiedad

La ansiedad, compañera constante del impostor, se manifiesta en la preocupación persistente por el rendimiento académico y el miedo a la evaluación de los demás. Esta carga emocional puede afectar la concentración y el bienestar general, convirtiéndose en un obstáculo para el éxito académico y personal.

Estrés

El estrés asociado al síndrome del impostor y a la constante duda sobre las propias habilidades puede generar a largo plazo agotamiento mental y emocional. Los estudiantes afectados a menudo se encuentran en una lucha constante por demostrar su valía, lo que puede resultar en un desgaste progresivo. Medir las habilidades propias mediante la comparación con las de otras personas debilita la resiliencia frente a desafíos adicionales y afecta negativamente la calidad de vida de manera sostenida.

Estrategias para superarlo

A pesar de los desafíos que presenta el síndrome del impostor, existen estrategias efectivas que los estudiantes universitarios pueden implementar para superar este obstáculo emocional y académico. A continuación, se presentan algunas estrategias que no solo pueden ayudar a superar el síndrome del impostor, sino que también fomentan un enfoque más saludable y equilibrado hacia la vida universitaria:

Reconocimiento y concienciación

El primer paso es reconocer que el síndrome del impostor es común y que no estás solo en esta experiencia. Ser capaz de identificar la causa de algunos problemas de autoestima y confianza es el primer paso para liberarte de ellos. Además, ser consciente de que muchos estudiantes comparten estos sentimientos puede aliviar la carga emocional y evitar que te sientas aislado.

Hablar del problema

Compartir tus sentimientos con amigos, familiares o profesionales puede ser liberador. A menudo, expresar las preocupaciones en voz alta ayuda a desmitificarlas y a recibir el apoyo necesario. En muchas ocasiones, no somos conscientes del impacto de algo doloroso hasta que nos permitimos hablar libre y abiertamente al respecto, dándole valor a nuestros sentimientos de inseguridad.

Cambiar el diálogo interno

Trabaja en cambiar los pensamientos negativos por afirmaciones positivas. Es especialmente importante modificar la forma en que te hablas a ti mismo en casos guiados por el síndrome del impostor. En lugar de concentrarte en lo que no sabes o en tus temores, enfócate en tus logros y habilidades. No busques superar constantemente lo que has hecho anteriormente o lo que hacen tus compañeros; céntrate en encontrar lo que te hace feliz a ti.

Establecer metas realistas

Define metas alcanzables y celebra tus éxitos, por pequeños que sean. Esto ayudará a construir la confianza en ti mismo de manera gradual. En lugar de dirigirte hacia objetivos poco realistas centrados en el éxito inmediato y la comparación con otros, busca metas que se alineen con tus capacidades y gustos. Alcanzarlas te hará sentir mejor y el camino será más placentero.

Aprender de los errores

Comprende que cometer errores es parte del proceso de aprendizaje. En lugar de verlos como fracasos, dales el valor de oportunidades para crecer y mejorar. Todos cometemos errores, y no hay nada de malo en ello; es a través de esos errores que aprendemos y ajustamos nuestro curso para tener éxito en el siguiente intento.

Buscar apoyo profesional

No dudes en buscar ayuda y apoyo cuando lo necesites. Reconocer que este problema te afecta hasta el punto en que no puedes gestionarlo por ti mismo no tiene nada de malo. Cuidar tu salud mental también implica saber pedir ayuda y ponerte en manos de profesionales cuando sea necesario.

En la compleja travesía universitaria, el síndrome del impostor puede representar un desafío significativo. Sin embargo, al reconocerlo y adoptar estrategias para superarlo, los estudiantes pueden liberarse del peso de las dudas constantes sobre su valía y capacidades. Al compartir experiencias y buscar apoyo, se crea un entorno que fomenta la confianza y el crecimiento. Recordemos que el camino hacia el éxito académico no está exento de desafíos, pero cada paso superando el síndrome del impostor es un triunfo hacia el propio empoderamiento.


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