Nuestra mente es una herramienta poderosa que nos ayuda a resolver problemas, enfrentar desafíos y tomar decisiones. Sin embargo, a veces puede convertirse en nuestra peor enemiga al presentarnos realidades que nunca suceden, enfocarse en lo negativo o repetir pensamientos una y otra vez en un ciclo sin fin.
Es normal que nuestra mente funcione de esta manera, ya que su función principal es protegernos y ayudarnos a sobrevivir. Sin embargo, si no aprendemos a controlarla, puede causarnos mucho malestar. A lo largo del día, nuestra mente nos bombardea con innumerables pensamientos, y nuestra tarea es filtrarlos porque no todos son útiles o válidos.
Todos tenemos esa vocecilla interna que nos dice que fracasaremos en un examen, que no conseguiremos un trabajo, que nuestra pareja nos abandonará, que perderemos nuestro empleo, entre otras cosas. Pero es importante reconocer que estos pensamientos por sí solos no pueden hacernos daño. El problema surge cuando los tomamos como verdades absolutas y nos quedamos atrapados en ellos.
¿Qué podemos hacer para romper este ciclo negativo?
- Cuestiona tus pensamientos: Cuando te encuentres pensando recurrentemente en algo, tómate un momento para reflexionar sobre qué tan real es ese pensamiento.
- Identifica los pensamientos destructivos: Pregúntate si lo que estás pensando sería algo que dirías a otra persona. También considera qué consejo le darías a alguien que te dijera lo mismo que tú piensas.
- Trabaja en la flexibilidad mental: Intenta ver diferentes perspectivas de una situación para reducir tu malestar. Por ejemplo, si crees que fracasarás en un examen, recuerda que has estudiado para él y que has aprobado otros exámenes anteriormente.
- Desmonta tus pensamientos: Analiza qué sostiene tus pensamientos o encuentra argumentos que los contradigan.
- Intenta ser objetivo: La parte emocional puede nublar nuestra objetividad, así que trata de ver la situación desde una perspectiva más neutral.
- Imagina el peor escenario: A veces, nuestros temores son más grandes en nuestra mente que en la realidad. Piensa en cuál sería el peor resultado y cómo podrías manejarlo.
- Ten un plan B: Si el peor escenario es plausible, piensa en qué harías en esa situación.
- No te tomes tan en serio los pensamientos recurrentes: Recuerda que esos pensamientos ya han aparecido antes y, en la mayoría de los casos, no se han cumplido.
En conclusión, es importante comprender cómo funciona nuestra mente, reconocer nuestras vulnerabilidades y aceptar que es normal experimentar este tipo de pensamientos. Recuerda que los pensamientos son solo eso: pensamientos. No son la realidad, y depende de nosotros cómo los manejamos y nos relacionamos con ellos.
Equipo Psiquiatras Online