Su regulación es un tema relevante y controvertido. La escuela -y la vida en general- se ha vuelto virtual, siendo imprescindible la presencia de una pantalla o una plataforma on line para poder acceder al aprendizaje.
Muchos padres visualizan que las pantallas y RRSS son una herramienta muy importante para mantener a nuestros hijos aprendiendo, socializando y entreteniéndose. Sin embargo, por la prensa y redes sociales, circula un activo debate acerca de los beneficios y desventajas de su uso.
Más que sumarnos a este debate, es quizás más sabio asumir que la cyber-conectividad han llegado para quedarse. Las generaciones que vienen han nacido inmersas en este mundo, llamándose incluso los “nativos digitales”.
Con lo anterior no quisiera avalar un uso ilimitado o indiscriminado de ellas, más bien, todo lo contrario. Al aceptar los cambios inevitables podemos acomodarnos mejor a ellos, aceptándolos de manera informada y responsable.
¿Cuándo y cuánto?
La principal clave para el uso de las pantallas son las preguntas cuánto y cuándo.
La Academia Americana de Pediatría recomienda:
- Niños de 0 a 2 años: es mejor evitar las pantallas ya que en esta edad deberíamos fomentar los juegos más motores, el cara a cara, favorecer la interacción con el mundo real.
- Niños De 2 a 5 años: la sugerencia es limitar el uso a 1 hora al día.
- Niños de 6 a 12 años: se recomienda limitar el uso a 2 horas al día.
Quizás para muchos estas metas pueden parecer inalcanzables, pero debemos al menos tenerlas presentes y apuntar a ello.
Además, es importante considerar el contenido del uso. Es distinto jugar en línea que estar en clases online donde el sistema cognitivo del niño estará siendo estimulado.
Sería en el contexto actual muy importante realizar horarios estableciendo claramente las horas de estudio, juego, horas pantalla y horas de ocio libre de pantalla. Aquí es donde entra a jugar el cuándo, delimitando tiempos “sagrados” libres de cualquier pantalla o plataforma virtual.
Un uso saludable de las RRSS y pantallas es posible
Estudios internacionales han demostrado que la utilización de redes sociales puede traer beneficios a la salud mental ya que mejora la comunicación, la conexión social e incluso las habilidades técnicas que serán muy necesarias para su futuro.
Son plataformas en las cuales se puede compartir con amigos, compañeros de curso e incluso gente que no conocen físicamente, pero que tienen intereses en común.
Las redes sociales pueden promover el desarrollo creativo o artístico, acercar a personas de otros contextos y realidades, ampliando nuestro conocimiento del mundo y culturas, promoviendo la formación de una identidad propia.
Además, aumentan las oportunidades de aprendizaje, sobretodo al momento de aprender un segundo idioma como el inglés y otorga con mayor acceso a herramientas académicas.
Algo que debemos entender como adultos, es que la “vida online” de nuestros niños muchas veces es la extensión de su vida “offline”.
Si negamos toda esta vida y mundo producido en el espacio virtual, generaremos una distancia cada vez mayor hacia ellos. Es recomendable hacer un esfuerzo para mantenernos – levemente – al día de todo lo que pasa en internet: cuál es la plataforma de moda, cómo funciona, por qué les gusta, etc.
Lo anterior es además importante al considerar que el uso de las RRSS debe ser siempre controlado y supervisado por un adulto, ya que los niños y jóvenes se exponen inevitablemente a elementos de riesgo como lo son el cyberbullyin o ser víctimas de distintos delitos en el ámbito del cybercrimen.
Es aquí donde entra en juego el complejo arte de ser padre ya que debemos estar al tanto de sus actividades al mismo tiempo que respetamos su privacidad, sobretodo en el caso de los adolescentes.
Se ha visto que para lograr lo anterior, lo más importante es la comunicación clara. Crear ambientes de confianza y educar a nuestros niños y niñas de los posibles riesgos.
Dra. Francisca Vargas
Psiquiatria infanto-juvenil
Equipo psiquiatras Online