Todos llevamos una historia en nuestro interior, una narrativa construida a partir de nuestras experiencias, relaciones y creencias. Esta define cómo nos vemos a nosotros mismos, influye en nuestra autoestima y moldea nuestro sentido de identidad.
El poder de la narrativa
La narrativa interna es, en esencia, el relato que nos contamos sobre quiénes somos y qué hemos vivido. Desde nuestra infancia, vamos construyendo una historia personal a partir de interpretaciones de experiencias y de las opiniones de quienes nos rodean. Por ejemplo, alguien que creció con mensajes de apoyo y reconocimiento probablemente se describirá a sí mismo como capaz y valioso. En cambio, una persona que recibió críticas constantes puede desarrollar una narrativa de inseguridad y falta de valía. Estas historias no solo afectan la autoestima; también moldean cómo enfrentamos los desafíos, cómo interpretamos los logros y cómo percibimos nuestras relaciones. La narrativa interna crea una estructura para la identidad y se convierte en un filtro que determina cómo experimentamos la vida.
Impacto en la autoestima
Cuando la narrativa interna es negativa o autocrítica, tiene consecuencias en la autoestima y la salud mental. Mensajes como “no soy lo suficientemente bueno” o “siempre fracaso” limitan nuestras acciones y alimentar un ciclo de baja autoestima. Esta percepción reduce la capacidad de experimentar el éxito y encontrar satisfacción personal, generando una espiral de inseguridad y desvalorización. Además, las narrativas negativas limitan la capacidad de experimentar nuevas oportunidades, ya que el miedo al fracaso se convierte en una barrera para el crecimiento. Con el tiempo, estas historias pueden erosionar la autoestima y generar una visión distorsionada de nosotros mismos.
Cómo transformar la narrativa interna para fortalecer la autoestima
Modificar nuestra narrativa requiere identificar y desafiar las creencias limitantes que hemos construido. Una estrategia útil es llevar un diario donde registremos nuestras reacciones y pensamientos, observando patrones y autoevaluando cómo nos tratamos en situaciones difíciles. Practicar la autocompasión y el diálogo interno positivo ayuda a reescribir estas historias, permitiéndonos construir una narrativa más constructiva y realista, es importante rodearse de personas que nos apoyen y refuercen nuestra autoconfianza. A medida que construimos una narrativa más positiva, nuestra autoestima se fortalece, y el sentido de identidad se transforma en uno más auténtico y empoderado.
Nuestras narrativas son moldeables. Con un enfoque consciente, podemos cambiar la historia que nos contamos y mejorar nuestra relación con nosotros mismos.
Equipo Psiquiatras Online