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Formas de bullyng que pasan desapercibidas

A lo largo de la niñez y la adolescencia, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en la escuela. Esto convierte al aula no sólo en un espacio de adquisición de conocimientos, sino también en un entorno de adquisición de valores, construcción de una determinada cosmovisión y formación de los cimientos de la personalidad.

¿Qué es bullying?

Antes de sumergirte en las formas de intimidación más difíciles de detectar, es importante averiguar qué es la intimidación.

El bullying es la violencia sistémica que se produce entre compañeros del mismo entorno escolar. El agresor puede infligir dolor a la víctima de forma verbal, física, psicológica e incluso sexual.

El bullying no se refiere a ataques específicos y límites de tiempo. Más bien, incluye actos repetidos de violencia que generalmente se cometen de acuerdo con un determinado modus operandi. Sin embargo, cuando ocurre un solo incidente de violencia por parte de uno o varios compañeros contra otro, la escuela siempre debe analizar lo sucedido y tomar medidas para evitar que el incidente se convierta en un verdadero acoso escolar.

Variaciones de la intimidación que a menudo se pasan por alto

Siempre que se habla de violencia, asumimos que toma la forma de un acto evidente, como golpear o insultar. Sin embargo, el acoso puede presentarse de muchas formas, algunas tan sutiles que ni siquiera llaman la atención de los adultos.

Aislamiento y exclusión social

Una forma muy común de bullying tiene que ver con aislar y rechazar a la víctima. Es posible que el menor afectado no haya sido insultado o agredido físicamente, pero no fue aceptado en el grupo ni se le permitió participar en actividades conjuntas con otros. No se le permite jugar durante los juegos, y cuando se le permite jugar, el objetivo es hacerlo sentir inferior a los demás.

La víctima se siente completamente sola porque no hay nadie que le hable ni le ofrezca compañía. En general, es posible que se haya sentido aislado o que sus compañeros apenas lo hayan notado.

Este aislamiento suele comenzar con un grupo de compañeros que manipulan y convencen al resto de la clase de no asociarse con la víctima. En ausencia de agresión manifiesta, los adultos pueden ignorar los problemas e incluso culpar al estudiante por no recibir apoyo.

Acoso cibernético

La llegada de las nuevas tecnologías ha abierto nuevas vías para que los menores ataquen a sus compañeros. Si bien el bullying siempre se ha definido como la violencia que tiene lugar en el centro, la irrupción de las redes sociales en la ecuación obliga a considerar otras situaciones.

Por lo tanto, el acoso también puede ocurrir a través de estas plataformas entre compañeros fuera de los límites físicos de la escuela. De hecho, el acoso en línea puede ser más dañino que el acoso en persona porque los acosadores pueden actuar de forma anónima y tener acceso a sus víctimas en cualquier momento.

Los menores que sufren este tipo de violencia ni siquiera están en casa porque son agredidos de muchas formas online. Las diferentes tácticas incluyen: enviar mensajes abusivos, crear videos o montajes hirientes, distribuir fotos de las víctimas sin su consentimiento o criticar públicamente a las víctimas. El fin último de todo esto es humillar a la víctima e infundirle dolor.

Apodos, bulos y rumores

El acoso verbal puede ser devastador y pasar desapercibido. Los rumores de la víctima pueden extenderse entre los compañeros de trabajo, un apodo “gracioso” puede ser lanzado en contra de su voluntad, e incluso pueden convertirse en el foco de varias bromas. Los acosadores pueden incluso recurrir a la violencia para hacer que la pareja afectada sienta que su incomodidad no es válida y que es su culpa si esto sucede. Por ejemplo, podrían decirte que estás demasiado aburrido para bromear, que te falta sentido del humor o que estás paranoico porque los demás están en tu contra.

Equipo Psiquiatras Online


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