Cuando hablamos de herramientas para llevar una vida plena, es necesario reconocer la amplitud y subjetividad de este concepto. Sin embargo, existen elementos compartidos que nos permiten hablar de una vida digna, plena y saludable en la mayoría de las sociedades.
Acciones a tomar
Disfrutar del momento presente y tener la capacidad de apreciar lo que está disponible de manera inmediata está estrechamente relacionado con experimentar emociones como la gratitud, la tranquilidad y la libertad para actuar con responsabilidad.
Por otro lado, establecer una conexión armoniosa con nuestro entorno y coexistir en equilibrio con él, comprendiendo la reciprocidad que existe y las posibilidades de crear experiencias significativas y satisfactorias a través de esta relación, es un indicador de bienestar y calidad de vida.
Sincronía con el cuerpo
Asimismo, mantener una sincronía con nuestro cuerpo, conservándolo vital, flexible, fuerte y ágil, nos indica una vida saludable que nos lleva a alcanzar nuestro potencial óptimo y nos facilita cultivar nuestra autoestima, así como interactuar y transformar nuestro entorno.
Además, tener la capacidad de conectar con un propósito más grande, actuando desde un sentido de bienestar colectivo, y la habilidad de experimentar profundamente y relacionarnos con nuestras experiencias de manera que nos transformen, incluso cuando estas emociones sean intensas o dolorosas, son sinónimos de desarrollo y bienestar humano.
Sin embargo, el concepto de bienestar o buena vida no es nuevo, ha sido explorado durante siglos por la filosofía, que nos proporciona pautas para experimentar este estado. El hedonismo, por ejemplo, relaciona el placer con el bienestar y sostiene que este guía las acciones humanas, buscando evitar el sufrimiento y promover el bienestar social.
Con este contexto en mente, podemos explorar estrategias que contribuyan a experimentar este estado de bienestar. Una de estas estrategias es el desarrollo y agudización de nuestros sentidos, ya que son recursos disponibles en cualquier momento y lugar con los que podemos comenzar a trabajar de manera inmediata e individual.
Los sentidos son estructuras especializadas para recibir estímulos del entorno y transmitirlos al cerebro, lo que nos permite percibir y entender el mundo que nos rodea. Desde el sistema visual y auditivo hasta el olfativo y táctil, estos sentidos nos conectan con nuestro entorno y generan emociones, memorias, conductas y hábitos.
Desarrollar nuestros sentidos implica actividades como observar nuestro propio cuerpo, mantenernos activos y receptivos, cultivar la contemplación, prestar atención al entorno psíquico, ofrecer momentos de sensibilización y relajación sensorial consciente, mover nuestro cuerpo, construir vínculos profundos, asombrarnos frente a la vida, mantenernos en constante aprendizaje, refinando nuestros criterios estéticos y cultivando la tranquilidad y serenidad.
Además de estas estrategias generales, podemos incorporar actividades específicas para cada sentido, como concentrarnos en imágenes para agudizar la vista, disfrutar del silencio para mejorar la audición, masajear el cuerpo para estimular el tacto, saborear los alimentos con atención plena para desarrollar el gusto, y apreciar los aromas para potenciar el olfato.
En conclusión, el desarrollo y agudización de nuestros sentidos nos permite conectar más profundamente con nuestro entorno, experimentar una mayor satisfacción y bienestar, y cultivar una vida plena y significativa. Es una práctica que podemos incorporar en nuestra vida diaria de manera consciente y que nos ayuda a enriquecer nuestra experiencia y relación con el mundo que nos rodea.
Equipo Psiquiatras Online