Todos en un momento hemos sentido que ese trabajo no es lo nuestro, que tenemos que dejarlo por otro porque por muchas razones que no podemos definir bien, no nos gusta.
Según estudios, este es un síndrome del trabajador quemado, en una escala del 1 al 7, 4, es la media total de trabajadores que ya no están con la misma energía en el trabajo.
Entre las sensaciones que padecen están:
Sentimiento de fracaso o agotamiento
Se sienten con agotamiento físico y mental, con carga que creen ya no soportar. Además de poca autoestima en sus vidas. Si se descifra, vendría a ser la estima que nos tenemos a nosotros mismos.
También sienten constante nerviosismo, a lo mejor por la gran cantidad de estímulos que se imponen y que se sienten que es parte de responsabilidades que se cargan.
Puede haber además mal humor, problemas para concentrarse, problemas para dormir por las noches porque sienten que tanta carga emocional no les deja descansar.
Se siente además:
- Estancamiento
- Frustración.
- Apatía.
- Colapso al punto de dejar el trabajo.
¿Qué puedes hacer?
Estos son unos puntos que puedes seguir:
Pon límites en lo que se refiere a exigencias y metas
Es bueno que reconozcas hasta dónde puedes dar y que no te comprometas a hacer las tareas que no puedes lograr.
No eres un mal empleado por no lograr alguna tarea, das hasta donde puedes y tienes que sentir orgullo por eso.
Te puedes poner retos poco a poco, ver hasta dónde llegas y vas subiendo esa bandera meta y vas reformulando en el camino.
Adáptate
Es importante que te ajustes a las circunstancias de la realidad como a lo que quieres y deseas. El que tengas expectativas es genial, es más, muchas veces dan sentido a tu existencia.
El tema es cuando te frustras al no acercarte a ellas, en ocasiones las cosas salen y otras no. El trabajo es un escenario clave para que expliques esto, seguramente habrá jornadas donde las tareas saldrán bien, otras no, ahí la asertividad es esencial.
A veces puede que las cosas no funcionen, te puedes estresar, tienes que saber ser realista y ponerte en el foco de atención en lo que es importante de verdad. Así se te hace más fácil llevar los días complicados en los que llegas a casa y no quieres hacer nada.
Desconecta del trabajo
Si tienes estrés laboral, es bueno que desconectes mientras sea posible, es bueno que ames lo que haces, pero en ocasiones hay que parar y dejarlo de lado para que no llegue el hastío
Haz tareas para despejar, deporte, leer, ir al cine, haz una lista de las cosas que te gusten y pone a ello, verás que el cambio llega y dejas de tenerle idea al trabajo.
Si después de esto sigues sintiendo el mismo sentimiento hacia el trabajo, puedes pedir hora con nosotros para que analicemos que sucede en ti.
Equipo Psiquiatras Online