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El síndrome del impostor y cómo vencer la sensación de no ser suficiente

Hay personas que, a pesar de sus logros, se sienten como un fraude. Temen que en cualquier momento alguien descubra que no merecen lo que han conseguido. Dudan de sus capacidades, minimizan sus méritos y atribuyen su éxito a la suerte o a factores externos. A esto se le llama síndrome del impostor, y es más común de lo que imaginas.

Esta sensación de no ser suficiente no está relacionada con la realidad, sino con una percepción distorsionada de uno mismo. A menudo aparece en personas autoexigentes, perfeccionistas o que crecieron en entornos donde se valoraba más el rendimiento que el ser. También puede afectar a quienes han atravesado entornos laborales o académicos competitivos donde se sentían invisibles o subestimados.

El problema con este síndrome es que, aunque avances y logres cosas importantes, siempre sientes que no es suficiente. Aparece el miedo a fallar, la ansiedad constante por demostrar, y la incapacidad de disfrutar los logros. Vives en modo defensa, esperando que alguien descubra tu supuesta falta de valor.

Superar el síndrome del impostor no significa dejar de tener dudas. Significa aprender a no dejar que esas dudas definan tu identidad. El primer paso es identificar tus pensamientos automáticos. ¿Qué te dices cuando logras algo? ¿Piensas que fue suerte, que no era tan difícil, que cualquiera lo habría hecho mejor? Esos pensamientos deben ser cuestionados.

Haz una lista de tus logros, por pequeños que parezcan.

Revísala cuando tu mente empiece a dudar. Recuerda que no se trata solo de títulos o reconocimientos, sino también de todo lo que has superado, aprendido y sostenido en el tiempo.

Habla con personas de confianza sobre lo que sientes. A veces, compartir estas inseguridades rompe la burbuja del aislamiento y te permite ver que no estás solo. Muchos profesionales exitosos han atravesado estas sensaciones y han aprendido a seguir adelante con ellas.

Aprende a recibir elogios sin minimizarlos. Si alguien te dice buen trabajo, no respondas fue suerte o no fue para tanto. Agradece y permítete recibir. Practica la humildad real, que no es negarte a ti, sino reconocer tu camino con honestidad.

Si estas sensaciones son muy persistentes, trabajar en terapia puede ayudarte a descubrir su origen y a construir una imagen más justa de ti. No tienes que seguir viviendo con el peso de sentir que no estás a la altura.

Tú no eres un impostor. Eres alguien que está aprendiendo a reconocerse. Y eso también es un logro.

Equipo Psiquiatras Online


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