Existe una percepción errónea de que la sexualidad y el erotismo están destinados exclusivamente al consumo y disfrute masculino, mientras que las emociones y la vulnerabilidad se consideran propiedad de las mujeres. Sin embargo, es importante destacar que la sexualidad y el erotismo son aspectos naturales de la experiencia humana y son derechos humanos que pertenecen a todas las personas, independientemente de su género.
Los bailes eróticos, en realidad, son una forma de expresión corporal libre que va más allá del entretenimiento. Si bien a menudo se incluyen en actuaciones coreografiadas para el deleite del espectador, también tienen raíces en prácticas ancestrales. Estos bailes permiten a quienes los practican experimentar una sensación de liberación tanto física como emocional, psicológica y espiritual. Esto facilita la conexión entre el cuerpo y la mente, promoviendo una mayor conciencia de la propia sexualidad y una sensación de poder personal.
Participar en un baile erótico es una experiencia que te permite estar presente en el momento presente. Al moverte de manera sensual, puedes observarte a ti mismo en el espejo y fortalecer tu autoestima. También nutre tu capacidad creativa y puede mejorar tu estado de ánimo y memoria. Además, es una excelente forma de cortejo y construcción de intimidad, similar a lo que hacen algunas especies animales en su proceso de seducción.
Es crucial desafiar la idea de que el erotismo y el placer solo existen para el consumo y la aprobación masculina. Todos tienen derecho a explorar y disfrutar de su propia sensualidad y sexualidad de manera individual y privada, si así lo desean. El baile erótico es una forma de empoderamiento personal, ya que permite a las personas liberarse de inseguridades, traumas y otras limitaciones relacionadas con la sexualidad. A través de esta práctica, se puede aprender a apreciar y aceptar el propio cuerpo y sentirse más seguro en las relaciones íntimas con otras personas.