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Diferencias entre dolor y sufrimiento

El dolor y el sufrimiento son dos aspectos ineludibles de la experiencia humana, pero frecuentemente pasamos por alto las diferencias sutiles pero significativas entre ambos términos en nuestras conversaciones diarias. En este artículo, nos proponemos destacar esas distinciones con el fin de mostrar cómo la elección entre aceptar o resistirse al dolor moldea nuestra experiencia frente a las adversidades.

El dolor

El dolor, como hemos mencionado, es una respuesta natural que se da tanto a nivel físico como emocional en situaciones específicas. Su intensidad es abrumadora, pero tiende a mitigarse con el tiempo a medida que nos adentramos en el proceso de aceptación. Aunque desagradable, es una experiencia necesaria que genera emociones como la rabia y la tristeza.

A pesar de su inherencia a la condición humana, es comprensible que nadie desee experimentar dolor, lo que conduce a la búsqueda común de suprimir o evitar esas emociones para hacer el dolor más llevadero. Sin embargo, resistirse al dolor puede desencadenar sufrimiento, como propuso el maestro estadounidense de meditación, Shinzen Young (2016), con su fórmula: Sufrimiento = Dolor x Resistencia.

El sufrimiento

El sufrimiento es un fenómeno complejo que va más allá del origen del dolor e implica una interpretación negativa de este. Negar, rechazar o reprimir el dolor solo aumentará el malestar, perpetuando el sufrimiento y dificultando el proceso natural de sanación. Mientras que el dolor es temporal y genuino, el sufrimiento es prolongado e indefinido, con un componente de pensamientos negativos y destructivos que refuerzan el malestar.

Un ejemplo ilustrativo es el de enfrentarse a una ruptura sentimental. El dolor se manifiesta a través de la aceptación de la situación, mientras que el sufrimiento se enreda en pensamientos disfuncionales y autocríticos.

Aceptar el dolor no implica su ausencia, pero sí proporciona un camino hacia la sanación y el crecimiento. Es una muestra de valentía que surge de la vulnerabilidad, reconociendo la existencia del dolor y permitiendo el tránsito por las emociones necesarias para la recuperación. Por otro lado, resistirse al dolor implica una lucha constante por controlar y cambiar los escenarios adversos, lo que puede llevar a un agotamiento físico y emocional.

En última instancia, explorar la naturaleza del dolor nos invita a comprender que, aunque inevitable, puede impulsar el cambio y el desarrollo personal. ¿Optamos por aceptar lo que no podemos cambiar o nos aferramos a la resistencia? La propuesta es atravesar el dolor con compasión, transformando el sufrimiento en una fuente de fortaleza y aprendizaje.

Equipo Psiquiatras Online


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