La sociedad ha visto muchos cambios en los últimos años en lo que respecta a la salud mental. Hablar de problemas psicológicos ya no es un tema tabú, por lo que cada vez son más las personas que recurren a los profesionales para obtener la ayuda que necesitan.
Participantes en el proceso de tratamiento
Durante el tratamiento de adultos, los profesionales generalmente solo trabajan con clientes que necesitan servicios. Ocasionalmente, los familiares que deseen colaborar en ayudar al paciente pueden participar en la reunión, pero no es obligatorio. De hecho, muchas personas prefieren no involucrar a su pareja y familia en su proceso de tratamiento porque no quieren preocuparlos, porque no les dijeron que iban a estar en terapia o porque simplemente no tienen una buena relación con ellos.
En cambio, el proceso terapéutico para niños y adolescentes requiere necesariamente trabajar en varios ejes diferentes. Esencialmente, el profesional debe incluir en el tratamiento al padre o tutor legal porque son ellos quienes tienen la responsabilidad sobre el menor. Además, en el caso de pacientes menores de edad, muchas veces se realizan intervenciones indirectas con el fin de orientar a los adultos para cambiar dinámicas problemáticas que puedan perjudicar al niño o adolescente.
Además de esto, a menudo se recomienda una colaboración con la escuela ya que los pacientes pasan mucho tiempo en este espacio a diario. Por lo tanto, no es raro que los terapeutas de niños y adolescentes tengan contacto frecuente con los consejeros escolares. De esta manera, se pueden coordinar las intervenciones para ayudar a los pacientes, teniendo en cuenta todas las áreas importantes en las que trabaja.
Decidir recibir tratamiento
Cuando un adulto va a terapia, siempre es por voluntad propia. Quizás la opinión de un tercero influyó en su decisión, pero es él quien tiene la última palabra. Pero ese no es el caso en absoluto cuando hablamos de niños y adolescentes. Cuando los pacientes son menores de edad, siempre acuden a tratamiento porque sus padres así lo han decidido. Si tus padres no están contentos, será difícil para ti ver a un profesional.
De hecho, los terapeutas de niños y adolescentes deben tener un conocimiento profundo de los matices de la ley y todo lo que rodea al consentimiento de los adultos. Cuando los padres se separan, se debe tener en cuenta que ambas partes deben dar su consentimiento por escrito, a menos que uno de ellos haya sido privado de sus derechos por algún motivo.
El hecho de que un niño o adolescente acuda a consulta sin su decisión hace que los profesionales deban trabajar intensamente para desarrollar un buen vínculo terapéutico con él. Si bien algunas personas no tienen problemas para ver a un terapeuta, otras pueden experimentar mucho rechazo en la primera reunión. El terapeuta debe crear una atmósfera de comodidad y confianza en la que el paciente se sienta en sintonía con él. Si bien los adultos también pueden tener dificultades con la intimidad, la realidad es que al menos una persona con la que pueden estar seguros está en consejería porque así lo desean.
Juegos y palabras
El tratamiento de niños y adolescentes debe basarse en dinámicas de juego, movimiento y simbolismo. Para los adultos, en cambio, las palabras se utilizan a menudo como elementos centrales, por lo que las reuniones toman la forma de conversaciones. El consultorio de un terapeuta de niños y adolescentes siempre debe estar lleno de muñecos, juegos y espacios abiertos donde puedan moverse, jugar, divertirse y comunicarse.
Tratar a un niño como el epítome de un hombre está condenado al fracaso porque su razonamiento no es tan abstracto como el de una persona mayor. Los niños pequeños tienen razonamientos concretos, enfocándose en cosas tangibles y especiales. Especialmente antes de los 7 años, pueden tener dificultades para razonar y concentrarse en algo durante largos períodos de tiempo.
Además de tener un aspecto egocéntrico en la primera infancia, sus mentes pueden mezclar la fantasía con la realidad. No es hasta los doce años que empiezan a tomar forma formas más abstractas de razonamiento. Comprender estas especificidades es necesario para que los terapeutas aprendan a trabajar con pacientes niños. Por lo tanto, trabajar con niños pequeños es muy diferente a la terapia de adultos.
La especificidad de los momentos evolutivos
Como comentamos en la introducción de este artículo, hace tan solo unos años los niños eran considerados adultos en miniatura. Sin embargo, no lo es. Problemas inusuales en adultos pueden ser completamente naturales en niños o adolescentes, por lo que el conocimiento de la psicología evolutiva es fundamental para los profesionales.
Para entender esto, vamos a tomar un ejemplo. Los adultos pueden tener miedo de estar solos o de conocer gente nueva. Fue este miedo el que le impidió vivir una vida normal y le causó mucho dolor, ya que se esperaba que fuera independiente y capaz de interactuar normalmente con diferentes personas.
Sin embargo, el miedo a los extraños y la ansiedad por separación son respuestas naturales de bebés y niños menores de tres años. Estos miedos evolutivos no son accidentales, sino que constituyen mecanismos de supervivencia que favorecen la proximidad de las crías humanas a sus cuidadores. Como ves, el mismo miedo es causa de problemas en los adultos, y en los niños pequeños indica que el desarrollo sigue un curso normal.
Motivos de consulta
El motivo de la consejería es la razón principal por la que los pacientes buscan ayuda. En pacientes adultos, un problema puede resaltarse inicialmente y pueden descubrirse problemas más profundos a medida que avanza el tratamiento. En el caso de los niños y adolescentes, los motivos de la consejería se deben preguntar a sus padres ya ellos, respectivamente. Esto es importante porque a veces no se ven cara a cara.
Esto se debe a que los padres son expertos en identificar problemas con el comportamiento de externalización, es decir, problemas que otros pueden ver. Sin embargo, muy a menudo los adultos pasan desapercibidos por los síntomas interiorizados, es decir, aquellos síntomas que pertenecen al mundo interior del niño, mientras que otros no siempre son evidentes. Para ello, a través de entrevistas con ambas partes, podemos comparar información y comprender mejor cuáles son las necesidades reales.
Equipo Psiquiatras Online