La mayoría de nosotros bebemos alcohol con moderación. Pero, ¿qué sucede si este no es el caso? ¿Qué nos quita el alcohol? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿Deberíamos buscar tratamiento si sentimos que no podemos controlar nuestro uso de la sustancia?
Por tanto, no es de extrañar que el alcohol sea la droga más consumida en el mundo.
Abuso o adicción
Aunque los efectos negativos del alcohol son bien conocidos y generalizados, especialmente entre los menores, el abuso de estas bebidas es común. Entonces, ¿qué nos impulsa a beber y dónde está el límite?
El alcohol tiene un papel social importante que puede determinar la aparición y establecimiento de un abuso o adicción.
La presencia de alcohol en nuestra sociedad es enorme y el estrés de beber es enorme. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, muchas personas lo usan como ansiolítico y, a menudo, enmascara cuadros de ansiedad y depresión.
La sensación de desinhibición que provoca el alcohol lo convierte en una sustancia muy atractiva para muchas personas que buscan dar una imagen más “abierta” o “divertida”, o que quieren superar la timidez. Para los adolescentes y adultos jóvenes, beber también puede ser una forma de buscar la identidad grupal y sentir un sentido de pertenencia a un grupo. Azorín explica que esto sucede porque lo primero que hace el alcohol es suprimir las defensas conscientes, el sentido de realidad y de pertenencia, por lo que muchas personas buscan los efectos eufóricos del alcohol tras su ingesta inicial.
El nombre de abuso ha desaparecido de la clasificación internacional. La adicción es una enfermedad mental, como otras enfermedades, que no es selectiva y puede tener un largo curso clínico. Los expertos aseguran que los factores individuales juegan un papel: Son personas vulnerables desde el punto de vista de la genética, otros trastornos mentales y factores ambientales.
Cuándo preocuparse
En una sociedad donde el consumo de alcohol está ampliamente tolerado y permitido, puede ser difícil determinar cuándo se desarrolla la dependencia. Azorín dijo que la cantidad y frecuencia de consumo y la alta tolerancia a sus efectos son cifras preocupantes. También es una alerta de datos cuando ocurre un problema relacionado con la bebida y la persona no puede cambiar el patrón de comportamiento, como alguien a quien se le suspendió la licencia de conducir debido a una prueba de alcohol, pero su comportamiento no ha cambiado.
Si una persona “necesita” alcohol, aunque sea solo los fines de semana, estamos hablando de una enfermedad que ya está pasando. Puede ser otro tipo de trastorno, sin la dependencia física, y si se está dando atracones más rápido que otros y le cuesta controlarlo, tenemos un trastorno por consumo de alcohol y hay que tratarlo adecuadamente.
Los expertos señalan que, como cualquier enfermedad, si no se reconoce ni se trata, el trastorno presenta peligros de ajuste físico, psicológico, conductual y psicosocial.
Cómo tratar
¿Quién fue el primero en descubrir este problema? ¿La persona afectada está consciente? las personas a menudo saben, al menos en un nivel subconsciente, que tienen un problema con el alcohol, pero son muy ambivalentes acerca de la situación y se resisten al tratamiento. En la mayoría de los casos, la familia es consciente de esto y es un agente terapéutico muy importante para ayudar a iniciar y mantener el proceso de tratamiento.
Si quieres conocer más sobre el alcoholismo y tienes problemas para lidiar con ello, no dudes en pedir hora con nosotros, te podemos ayudar para evaluar, analizar o conversar. Seguro aclararás más las ideas. Escríbenos ahora.
Equipo Psiquiatras Online