Sigue estos consejos para que vivas una buena parentalidad a pesar de las distancias o la presencia física:
Debes dedicar tiempo a tus hijos.
La forma en que empleas tu tiempo revela tus prioridades y afectos. Establece un plan que incluya actividades lúdicas, salidas, comidas, etc., reservando momentos exclusivos para tus hijos. Estas experiencias quedan grabadas en su memoria de forma indeleble.
No escatimes en demostrar tu afecto.
Aunque muchos crecimos en entornos donde los padres no solían mostrar afecto o participar activamente en la crianza, brindar amor, aceptación y seguridad desde el padre contribuye significativamente al desarrollo de la autoestima de los niños.
Fomenta un ambiente de amor y respeto.
Además de demostrar cariño hacia tus hijos, es esencial que muestren respeto hacia su madre, independientemente de la relación entre ustedes. Este ambiente proporciona a los niños la seguridad y estabilidad necesarias para su desarrollo.
Aprovecha cada oportunidad para enseñar valores.
Convierte las actividades cotidianas como las comidas, las tareas del hogar, los viajes en auto, en oportunidades para compartir y enseñar valores importantes como el trabajo, la gratitud, la honestidad, el servicio, el trabajo en equipo, entre otros, de una manera divertida.
Comunica de manera positiva.
Anima a tus hijos a dar lo mejor de sí mismos y elogia sus habilidades y virtudes. Escúchalos, conoce sus historias, intereses y temores, y demuéstrales que pueden confiar en ti.
Lee con tus hijos desde temprana edad y acompáñalos en su proceso de aprendizaje. La lectura es fundamental para su éxito futuro. Además, apóyalos con sus tareas escolares y comparte con ellos el placer de aprender.
Disciplina con amor y paciencia.
Establece reglas claras, justas y razonables con el objetivo de desarrollar un buen comportamiento y carácter en tus hijos. Controla tu enojo y, si es necesario, tómate el tiempo para discutir con tu pareja la mejor manera de corregir su comportamiento.
Da ejemplo.
Tus acciones hablan más que tus palabras. Sé coherente en tus acciones y palabras, mostrándote como un ser humano honesto y con virtudes y defectos. Esta sinceridad fomentará la confianza y la honestidad en tus hijos.
Evita sobreprotegerlos.
Permíteles vivir y aprender de sus decisiones y consecuencias. Asegúrales que tu amor es incondicional, pero también ayúdalos a comprender que sus acciones moldearán su futuro.
Crea y comparte memorias con ellos.
Los momentos que compartes con tus hijos son parte de la historia familiar y pasan rápidamente. Documenta estos momentos con fotografías, videos o cartas para recordarles de dónde vienen y orientarlos hacia dónde quieren ir en la vida.
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