La situación de pandemia que enfrentamos no tiene precedentes. Ha cambiado nuestra forma de vivir y experimentar el mundo y también nuestra manera de morir y despedir a quienes fallecen
El duelo un proceso normal, producto de nuestra capacidad de vincularnos en profundidad y tener relaciones que nos nutren y enriquecen. Es una experiencia que merece ser compartida, acompañada y sostenida por abrazos, miradas, palabras de cariño y silencios respetuosos.
Es el proceso que nos permite seguir relacionándonos con la persona fallecida de una manera ya no física. Realizar un duelo en compañía -si así lo deseamos- permite que no nos sintamos solos ante el dolor.
Permitirnos realizar el proceso de duelo en tiempos de pandemia COVID 19 incluye desafíos adicionales ya que en muchos lugares las visitas de familiares están siendo restringidas y eso nos impide estar físicamente presentes ante alguien que se encuentre en un proceso de fin de vida. Esta medida ha sido adoptada en varios países y en la mayoría de los servicios de salud del nuestro.
Cada persona tiene una forma particular de reaccionar ante una situación dolorosa o difícil que está influenciada en gran medida por su personalidad, estilos de afrontamiento, por la relación con la persona fallecida y las circunstancias de la muerte de ésta.
Hay una variedad de emociones y preguntas que aparecen y se quedan con nosotros, que necesitamos acoger de manera amorosa. El duelo es parte de la vida y cada persona experimentará diversas sensaciones que no merecen ser tratadas como una patología. Si nos encontramos transitando por un duelo no agreguemos más dolor al que ya sentimos, cuidémonos de manera prioritaria. El contexto así lo requiere.
La mayoría de las personas realizarán un proceso de duelo saludable, que permita alcanzar una nueva forma de relacionarse con esa persona y su ausencia física. Sin embargo, se estima que aproximadamente el 10% se encuentra en alto riesgo para desarrollar reacciones de duelo complicadas que se beneficiarían de recibir la intervención por un profesional de salud mental.
Se describen algunos factores de riesgo para encontrarnos con duelos complicados como lo son: tener antecedentes previos de trastornos, percibir o tener una falta de apoyo social, que la muerte sea repentina o traumática, la falta de preparación para esa muerte, o muertes en contextos de UCI hospitalarias.
Si a eso agregamos este contexto de COVID 19 en el que existirán muchas muertes relacionadas directamente a la pandemia o indirectamente por otras patologías que han visto restringido su manejo a nivel global- las repercusiones en el mediano plazo en cuanto a Salud Mental son algo que no debemos obviar.
Nos encontramos con visitas de familiares restringidas como medida de resguardo de nuevos contagios, al igual que las despedidas multitudinarias al final de la vida. La alta carga emocional que maneja el personal de salud puede dificultar la comunicación con los familiares. Los funerales no están permitidos salvo un número muy restringido de participantes, al igual que otros ritos de despedida.
El soporte social que habitualmente está presente puede no estar tan disponible en estos momentos o de formas que no son las usuales. Los familiares y las personas dolientes pueden tener otros estresores. El solo hecho de encender la tv puede aumentar nuestra angustia e impedirnos conectar con momentos de dolor tan necesarios para que el duelo sea elaborado.
Si conoces a alguien que está atravesando por una pérdida dolorosa o es tu situación, hay señales de alerta que debiéramos conocer para buscar ayuda.
- La existencia de pensamientos de muerte
- Incapacidad para funcionar en los distintos roles personales y profesionales
- Sentir tristeza la mayor parte del tiempo, sin poder tener estos espacios de conexión con el disfrute, con la vida que sigue y que nos permiten equilibrar lo doloroso.
- Uso de elementos de distracción que son dañinos, como el aumento del consumo de Alcohol y otras sustancias de uso problemático.
Si sientes que la pérdida y el tener que lidiar con otras cosas está siendo muy difícil de sentir o aceptar, es momento de hacer la pausa que te permita identificar lo necesario para continuar, incluso años después de la pérdida.
La terapia psicológica puede apoyar a las personas a explorar y conectarse con sentimientos y/o recuerdos dolorosos y en ciertas ocasiones los antidepresivos están indicados como apoyo a la terapia. Ciertos tranquilizantes comúnmente usados pueden, por el contrario, interferir con el proceso natural de duelo.
Dra Cristina Sade
Médico Psiquiatra