Uno de los roles del logopeda, el profesional especializado en trastornos relacionados con la audición, deglución, comunicación y desarrollo del lenguaje, también conocido como fonoaudiólogo, es llevar a cabo la evaluación logopédica. A través de este procedimiento, el profesional examina y evalúa las alteraciones que presenta el paciente al acudir a la consulta, y en función de los hallazgos obtenidos, puede llegar a un diagnóstico si se cumplen los requisitos necesarios.
La importancia de realizar un diagnóstico radica en la posibilidad de determinar el tratamiento más adecuado para abordar el problema del paciente, siempre basándose en evidencia científica. Para llevar a cabo los procesos de evaluación y diagnóstico, el logopeda emplea una serie de herramientas y enfoques diseñados específicamente para abordar este tipo de trastornos. A continuación, veremos cuáles son estos enfoques.
¿En qué consiste la evaluación logopédica de un paciente?
Existen diversas razones por las cuales una persona puede buscar la ayuda de un logopeda. Aunque estos profesionales interviene en trastornos del habla y del lenguaje en cualquier etapa de la vida, es común que sean los padres de niños quienes acudan a la consulta preocupados por el comportamiento de sus hijos. En general, los padres suelen mencionar que sus hijos presentan alguna de las siguientes características:
- No habla.
- No muestra interés en comunicarse con otros niños o adultos.
- No se relaciona socialmente.
- No responde cuando se le llama por su nombre.
- Trata de expresarse pero no es comprensible. Por lo tanto, la evaluación es el proceso que el profesional debe llevar a cabo siempre que sospeche la presencia de algún tipo de alteración o malestar en un paciente.
Es fundamental que la evaluación se realice lo más rápido posible, especialmente si se trata de un niño en edad preescolar, ya que es durante este período cuando el desarrollo del habla comienza a tomar forma. Además, el logopeda debe ser capaz de determinar si la razón de la consulta se relaciona con dificultades en la comunicación, la comprensión, el habla o la expresión, ya que el diagnóstico y el enfoque del tratamiento deben adaptarse a las particularidades del paciente.
Herramientas necesarias para una evaluación logopédica:
Recopilación de información: En primer lugar, el logopeda debe recopilar información de otros profesionales si el paciente ha sido atendido previamente y derivado a un logopeda. Estos profesionales pueden provenir del ámbito educativo (maestros, pedagogos, orientadores, psicólogos) o médico (pediatras, neurólogos, otorrinolaringólogos, foniatras, etc.).
Anamnesis
La anamnesis es el proceso mediante el cual el profesional recopila información sobre la historia clínica del paciente a través de una entrevista. Es importante destacar que no se trata de un interrogatorio. El logopeda debe adoptar un enfoque sumamente humano durante la entrevista, reconociendo que se encuentra en una situación en la que hay una relación asimétrica de poder (el profesional posee conocimiento, el paciente no). En la anamnesis, el logopeda debe obtener información sobre la historia de vida del paciente, antecedentes familiares, alimentación, sueño, desarrollo temprano del lenguaje y otros datos relevantes. Además, debe hacerlo con empatía, calidez y respeto, lo que contribuirá a que los pacientes regresen a la consulta y puedan adherirse a un tratamiento si es necesario. La anamnesis implica un trabajo de contención emocional de los pacientes o sus familias, donde el logopeda muestra interés por el dolor y el malestar del paciente y se compromete a ayudarlo de manera responsable.
Observación
Después de recopilar información de otros profesionales y realizar la anamnesis, el logopeda lleva a cabo una sesión inicial de observación del niño para identificar qué obstaculiza el desarrollo del lenguaje en condiciones normales. Durante esta observación, el logopeda debe analizar la actitud del niño hacia los materiales presentados o las personas presentes, evaluando su nivel de comprensión de instrucciones, su forma de expresarse, su capacidad para asociar objetos con nombres, sus gestos, expresiones faciales, motricidad fina, etc.
Evaluación orofacial
Si durante la observación el niño muestra habilidades para participar en actividades propuestas, el logopeda puede proceder a la evaluación orofacial para detectar posibles anomalías anatómicas en los órganos utilizados para el habla o la alimentación, según corresponda a su problema.
Aplicación de pruebas o tests
Por último, en la evaluación se aplican pruebas o tests al paciente para evaluar diferentes aspectos que pueden proporcionar indicadores sobre su problema. Por ejemplo, se suelen llevar a cabo pruebas de discriminación auditiva y fonológica, donde al niño se le presenta un sonido y cuatro imágenes, y se le pide que identifique cuál corresponde al sonido. También se realizan pruebas similares con dos sonidos simultáneos o pruebas de discriminación fonológica de palabras. Existen otras pruebas que evalúan el dominio de fonemas.
La importancia de la evaluación en el proceso de diagnóstico
Una vez que se ha completado la evaluación del paciente, el logopeda puede llegar a un diagnóstico, lo que le permitirá determinar si es necesario un tratamiento o si es preciso derivar al paciente a otro profesional de la salud o del lenguaje. Para facilitar el proceso de diagnóstico, es crucial que el logopeda considere tanto los aspectos cuantitativos como cualitativos. Esto implica la recolección de datos numéricos a través de pruebas, así como la comprensión de las particularidades del caso, incluyendo la historia del paciente, su contexto socioeconómico y su posición en la familia. Ambos aspectos, lo cuantitativo y lo cualitativo, se entrelazan en el diagnóstico y son esenciales en la evaluación logopédica.
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