Los hijos crecen, es algo que no podemos evitar, puede causar una ambigüedad emocional, pero hay que aprender a lidiar con ello.
Los hijos crecen, se separan
Si lo piensas, las separaciones se dan, y cuando nacemos nos separamos de la madre, se llega a un mundo nuevo, inhóspito, esto genera angustia.
Se da el vínculo con los padres y esto cambia con el paso del tiempo, destete, gateo, caminar.
Comienza a alejarse un poco por su cuenta, a explorar.
Luego va a la guardería, al colegio, se echa amigos y algunos hasta novia.
Llega la pubertad y la adolescencia, donde se dan rupturas más fuertes, distanciamientos que tambalean a los padres.
Se da una etapa compleja, clave para madurar, es una etapa para que se encuentren a sí mismos.
Tiempo crítico
La adolescencia es un proceso difícil para muchos padres, pues tienen que enfrentar que ya no es un bebé, sino una persona que busca su camino.
Es tiempo donde se reclama intimidad y privacidad, donde la confianza puede estar, pero también los silencios porque no cuentan las cosas del mismo modo.
Aparecen parejas y amigos que destronan el sitio especial y pasan tiempo solo con ellos.
Su imagen comienza a tener relevancia, quieren gustar y gustarse.
Aparece la sexualidad y los cambios físicos.
Todos son procesos que algunos padres pueden llevar de un modo más difícil.
El duelo de verlos crecer
Cuando los adolescentes hacen su mundo, no pasan tiempo con los padres, se siente un duelo porque se descubre que el hijo no es suyo, sino es él mismo. Se busca a sí misma.
Se deja que haga sus cosas con el dolor que se siente que se desprende.
Si se llega a dar una protección desmesurada podría dar miedo para que sufra si se aleja de los padres y se pueden tener problemas emocionales.
Le será difícil relacionarse y tener amigos.
Una madre que siente que su hijo existe para ella es una madre a la que le cuesta ver crecer, explorar y separar a su hijo.
Son aspectos que están puramente alejados de la conciencia, pero como resultado, los niños tienen dificultades para constituirse en sujetos y, a diferencia de sus padres, pueden descubrir su propio camino y no las imposiciones que sienten.
Reiteramos el mensaje anterior, ¿es normal ver los altibajos de los niños al crecer? Claro, pero cuando ya no es agridulce, cuando está creando un gran dolor y dificultando la vida familiar o personal, si está creando un desequilibrio, es importante consultar a un psicólogo.
Equipo psiquiatras online