Mi primer acercamiento profesional a la telepsiquiatría comenzó el año 2017, cuando viajé a Canadá para sub especializarme en psiquiatría oncológica y cuidados paliativos.
Desde el comienzo de mis rotaciones médicas en el hospital Princess Margaret de Toronto descubrí que la población canadiense tiene una relación muy cercana con el uso de la telemedicina en salud mental, y que su adopción en la sociedad fue muy rápida desde que comenzó a masificarse su implementación a lo largo del sistema público nacional de salud.
Una de las cosas que más me llamó la atención inicialmente fue el hecho de que los especialistas dejaban un bloque de atención médica de la semana para realizar atenciones de pacientes bajo el sistema de telemedicina. Esto refleja la relevancia que se da a esta práctica en el sistema de salud nacional, además de permitir a los especialistas administrar el tiempo de manera más eficiente.
Primero noté que esta adopción exitosa de la telemedicina en Canadá se debe en parte a las características geográficas del país. Con una gran cantidad de población aislada, duros inviernos que dificultan constantemente los desplazamientos, especialistas ubicados en ciertas zonas geográficas y una gran familiarización y confianza en la tecnología. La telemedicina otorgó a muchas personas una atención de salud mental a la que no hubieran podido acceder de otra manera, y en especial a los pacientes oncológicos que por razones de dolor, impedimentos físicos o calidad de vida prefieren esta modalidad.
Con el tiempo y práctica de esta disciplina fui notando que la telepsiquiatría ofrece muchas más aplicaciones que simplemente operar como un sustituto a la consulta presencial. Contrario a lo que pudiera pensarse, la atención de salud mental a distancia facilita el seguimiento de la terapia, ya que el paciente cuenta con un canal de atención más directo con su psiquiatra o psicólogo, lo que genera una relación de mayor confianza y seguridad entre ambos.
Por otra parte, existen pacientes que, por diversas razones, se sienten más cómodos frente a una situación de terapia en un espacio seguro, como puede ser su propio hogar. Al sentirse protegidos, estos pacientes de hecho logran una comunicación más efectiva y con ello una atención de mejor calidad.
Durante mis 2 años y medio de especialización utilizando la telemedicina, creo que las habilidades que más logré perfeccionar fue la empatía. Hacer sentir que la atención de salud mental está siempre al alcance le da mucha tranquilidad y seguridad al paciente.
Saber que su psiquiatra o terapeuta estará siempre disponible independiente la ubicación física no tiene precio, decían los pacientes muy agradecidos de esta alternativa terapéutica.