La memoria reside en el cerebro; nuestro cuerpo también almacena experiencias, emociones y sensaciones. La “memoria corporal” se refiere a cómo el cuerpo retiene información a través de sensaciones físicas y respuestas emocionales que, a veces, no son accesibles a la memoria consciente. Este fenómeno afecta la salud mental de maneras profundas y complejas, más allá de los traumas. Aquí exploraremos cómo influye esta memoria corporal en nuestro bienestar emocional y qué podemos hacer para mejorar nuestra relación con ella.
La memoria corporal y su impacto en la mente
El cuerpo actúa como una especie de “registro” de experiencias. Esto significa que emociones y vivencias intensas o repetitivas quedan grabadas en los músculos, articulaciones y órganos. Aunque la memoria corporal se asocia con traumas, también puede retener otras experiencias que afectan nuestras emociones y reacciones. Por ejemplo, el estrés crónico hace que ciertos grupos musculares se tensen, y la falta de expresión emocional genera bloqueos en el cuerpo, manifestándose en dolores o malestar. Este tipo de memoria influye en cómo percibimos el entorno y cómo respondemos a estímulos similares a los vividos antes, condicionando nuestras reacciones sin que seamos conscientes de ello.
La memoria corporal lleva a reaccionar de forma automática ante ciertos estímulos, lo que dificulta el desarrollo de respuestas conscientes. En casos de ansiedad o depresión, el cuerpo tiende a “memorizar” estas emociones, intensificando las reacciones físicas y emocionales en situaciones de estrés. Esto crea un ciclo en el que las respuestas físicas y emocionales se refuerzan. Sin darnos cuenta, la memoria corporal puede afectar nuestras decisiones y relaciones, especialmente cuando los patrones inconscientes de reacción nos impiden ver las situaciones de forma objetiva. Reconocer estos patrones y trabajarlos puede ser crucial para el bienestar mental.
Cómo trabajar con la memoria corporal para mejorar la salud mental
Para mejorar la relación entre cuerpo y mente, es útil practicar ejercicios de consciencia corporal. El yoga, el mindfulness y la respiración consciente permiten reconocer y liberar tensiones. También, acudir a terapias como la bioenergética o la terapia somática ayuda a explorar y desactivar respuestas inconscientes del cuerpo. Realizar estiramientos, caminatas o movimientos suaves libera tensiones acumuladas, y, junto con la terapia, permite desbloquear emociones que el cuerpo ha retenido.
El cuerpo tiene una sabiduría propia y recordarlo nos ayuda a cuidar de nuestra salud mental de manera integral.
Equipo Psiquiatras Online