La ansiedad puede manifestarse en el cuerpo de diversas maneras, como sudoración en las manos, palpitaciones, sensación de mareo o cansancio. Un síntoma común de la ansiedad es la sensación de dificultades para respirar correctamente, lo cual es muy incómodo para quien lo experimenta.
Hablemos sobre la “disnea por ansiedad”. Este término clínico abarca una amplia gama de síntomas relacionados con la percepción subjetiva de tener problemas para respirar. Aunque es esencial consultar a un médico para descartar posibles causas médicas, como el asma o la neumonía, la disnea también podría ser un síntoma derivado de la ansiedad.
Explicándolo mejor
Cuando una persona siente que le falta el aire debido a la ansiedad, es común que quiera deshacerse de esa sensación de inmediato. Es comprensible; nadie disfruta sentirse mal. Sin embargo, es crucial comprender que las emociones dolorosas, como la ansiedad, son normales y adaptativas. La ansiedad nos alerta sobre posibles peligros y obstáculos en nuestras vidas.
El problema no radica en la ansiedad o la disnea en sí, sino en cómo reaccionamos ante ellas. A menudo, buscamos evitar estas emociones desagradables de manera inmediata, sin considerar cómo podríamos responder de manera más efectiva a la situación. Es necesario reconocer que no podemos escapar del dolor emocional, pero este también puede ser informativo y valioso.
Tomemos el ejemplo de Luciano, quien experimenta ansiedad al imaginar una sala de cine llena. Decide evitar la situación, sintiéndose aliviado temporalmente. Sin embargo, a largo plazo, lamenta perderse la experiencia con sus amigos. Aquí, la clave es no huir de las sensaciones físicas asociadas a la ansiedad, sino aceptarlas y decidir acciones valiosas en presencia de ellas.
Una estrategia concreta para quienes experimentan disnea por ansiedad es practicar la aceptación de las sensaciones físicas. Esto implica tomar conciencia de la respiración y permitir que las sensaciones ocurran sin resistirse ni juzgarlas. Las prácticas mindfulness, como centrarse en la respiración, son útiles para este propósito. El objetivo no es eliminar la disnea o aliviar la ansiedad, sino aceptarlas para poder tomar acciones alineadas con nuestros valores.
Recuerda que la práctica regular de estos ejercicios puede ayudarte a desarrollar una actitud más abierta hacia las emociones. Si la disnea es especialmente dificultosa, la consulta con un terapeuta puede proporcionar orientación y apoyo para avanzar en este proceso.