La vida conlleva desafíos que en ocasiones pueden parecer imposibles de superar. Cuántas pérdidas, distancia y cambios hemos tenido que afrontar durante este tiempo de pandemia.
Cuando nos enfrentamos a una situación de este tipo podemos sobrellevarla y avanzar a través de ella o nos paralizarnos y sentirnos abrumados.
Muchas veces no vemos el camino fácil. Mirar este tiempo de frente y encontrar lo que se requiere de nosotros pudiera parecer algo utópico. Pero justamente pensar en salir fortalecidos de esta fuerte experiencia es una clara señal de resiliencia.
¿Qué es la resiliencia?
Es la capacidad para adaptarse y volver al equilibrio ante la adversidad o demasiado estrés. Todos tememos esa capacidad, aunque algunas personas la tienen más a mano.
Trauma, tragedia, desastres naturales, problemas de salud, duelos, dificultades en las relaciones, en el trabajo, la escuela, etc. son algunos ejemplos de adversidades que requieren una respuesta resiliente de nuestra parte. Respuesta que se puede aprender y cultivar.
El consenso es que la resiliencia es un proceso y no un evento único. Si bien parte de nuestras características vienen heredadas y moduladas tempranamente, no determinan a la persona que somos.
Siempre existe la posibilidad de incorporar nuevas comprensiones, posicionamientos, comportamientos alternativos, que nos generen un mayor bienestar y capacidad de afrontar situaciones difíciles.
Reconocemos, además, el importe de los factores biológicos y nuestra neurobiología; factores ambientales y de contexto específico; características individuales de afrontamiento como lo son el tener una autoestima sana y confianza en nuestras propias capacidades y recursos; características adquiridas tempranamente si nuestras relaciones significativas cercanas nos devolvieron una imagen suficientemente cariñosa y justa de quienes fuimos.
Todos estos elementos influyen en cuanta resiliencia tengamos presente hoy. Por otro lado, hay muchas distorsiones cognitivas, pensamientos o mensajes que tenemos incorporados de manera automática y que generan un impacto directo en nuestra apreciación de la situación.
Estos sesgos nos impiden visualizar de qué se trata verdaderamente para mi tal o cual dificultad, qué emoción me evoca y qué trato puedo y quiero dar.
Un elemento importante es poder aceptar las cosas tal cual son. Aquello que no podemos cambiar ya que no está en nosotros la capacidad para hacerlo. Esto abre nuevos caminos y posibilidades. Nos empuja a ocuparnos de nosotros mismos, que es algo con lo que sí debemos hacernos cargos y tiene que ver con el cómo respondo a eso que no está en mi cambiar.
Y esta es justamente la invitación. Hacer un trabajo plenamente consciente de nuestras capacidades, limitaciones, recursos y debilidades para atravesar las demandas y conflictos que encontramos cotidianamente.
Esta pandemia requiere de nosotros un esfuerzo colectivo de colaboración consciente. Sólo así lograremos atravesar los momentos más desafiantes sin perder la confianza y la conexión con lo importante y valioso.
En esta época compleja “está bien no estar bien”. Pero también debemos hacer la pausa que nos permita identificar lo que necesitamos para redireccionar nuestros esfuerzos, energías y proyectos a lo esencialmente importante, aquello que no podemos dejar pasar. Cuanto nos ayuda el ser resilientes para conseguirlo!
Si ya estás sintiendo el peso de sostener por un tiempo prolongado una situación agobiante buscar ayuda en las redes disponibles. En el equipo de Psiquiatras Online encontrarás el apoyo profesional que necesitas.
Psiquiatra Dra. Cristina Sade
Equipo Psiquiatras Online